D-DS-44 – DÍA NACIONAL DEL POLICÍA. – 16 de julio de 2022

ABORDAJE

1. Cada 16 de julio, en honor a la Virgen del Carmen, celebramos el día de la Policía Nacional, justo reconocimiento al noble oficio de defender, proteger y servir al pueblo.

2. Con la Revolución Bolivariana se dejó un período de oscurantismo represivo encarnado por el viejo Estado policial burgués y se creó una nueva doctrina de seguridad ciudadana con base en los valores de la justicia social. La educación, la inclusión y la prevención son los pilares de la nueva Policía Bolivariana.

3. Hace un año estábamos celebrando con mucha moral el éxito de la operación Gran Cacique Guaicaipuro, sobre las bandas paramilitares de la derecha extremista. Una victoria que consolidó la paz en nuestros barrios caraqueños en pleno Bicentenario de Carabobo y que el pueblo entero reconoce y agradece. Las amenazas no cesan, que nadie se duerma en los laureles.

4. Nuestra meta es la paz y para la paz sólo hay un camino posible: defender la soberanía de la patria, proteger la paz ciudadana y servir al pueblo. Los cuadrantes de paz son el arma secreta de nuestra victoria. La unión cívico-militar-policial es la fórmula perfecta para preservar la seguridad de la República, esa que nos heredaron los libertadores hace 200 años y que nosotros daremos en herencia a las generaciones futuras.

MENSAJE

Queridos compatriotas, queridas compatriotas:

Cada 16 de julio, en honor a la Virgen del Carmen, celebramos en Venezuela el día de la Policía Nacional. Y me ha correspondido como Presidente de la República y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y de sus componentes policiales, la fortuna de rendir durante 9 años consecutivos, el merecido y justo reconocimiento a quienes cumplen el noble oficio de defender, proteger y servir al pueblo. Me refiero puntualmente a todos los oficiales, oficiales agregados y oficiales jefes, comisionadas, comisionados, detectives e inspectores, en definitiva, a esas mujeres y a esos hombres honestos y valientes que hora tras hora, día a día, noche a noche, exponen sus vidas para garantizarle al pueblo un derecho fundamental: el derecho a la seguridad. Y quiero extender desde mi corazón, hoy 16 de julio del año 2022, la inmensa gratitud que siento por cada policía que hoy me escucha y me ve. Los felicito, muchachos, muchachas, y hago extensiva esa felicitación a sus familias que son el soporte moral y la fuerza inspiradora para el diario cumplimiento del deber. Lo hago además en nombre de un país que ha logrado con esfuerzo propio consolidar la paz y la convivencia social: dos patrimonios que logramos salvaguardar por encima de las enormes dificultades y pese a las agresiones imperiales.

En este tiempo en que me ha tocado estar al frente de los destinos de la Patria he visto con orgullo cómo ha florecido, con más fuerza y con más determinación, la doctrina Bolivariana dentro de las filas de la policía nacional. No se equivocó el comandante Chávez al apostar por la formación técnica y espiritual, por la profesionalización y dignificación de nuestros muchachos y muchachas cuya vocación de servicio los llevó a soñar con ser policías, con volverse agentes de paz de nuestras comunidades.

Con nuestro proceso revolucionario, ustedes lo saben, se logró una reivindicación en este sentido: la de superar al viejo Estado represor burgués que instrumentalizaba a la policía como el brazo armado de la injusticia, del clasismo y de la criminalización de los pobres. Quienes vivimos ese período ominoso en las décadas de los 60, 70, 80 y 90, como estudiantes, como sindicalistas, como pueblo en lucha contra el robo de nuestros derechos sociales, conocimos una policía que lejos de garantizar la seguridad ciudadana, cumplía la orden indigna de reprimirla salvajemente.

Puedo decirlo con certeza: con la Revolución Bolivariana y gracias al comandante Hugo Chávez Frías, nació una nueva policía nacional, justa, humanista con una gran formación ética en valores patrios y con una sensibilidad social que hoy por hoy hace la diferencia. Aún hay mucho por construir en este sentido, pero ciertamente se ha dejado atrás el oscurantismo de la represión y la violencia como dogma perverso de la cuarta república.

La nueva policía que estamos construyendo tiene dos pilares fundamentales. El primero es la prevención. Esto sólo se logra con una firme y continua educación a lo interno de nuestros cuerpos de seguridad, en el sentido de elevar los valores morales que convierten al funcionario y la funcionaria en un ejemplo a seguir para nuestros niños y niñas. La nueva policía debe convertirse a su vez en un articulador de procesos sociales para la convivencia ciudadana construyendo alternativas de vida para la juventud: el apoyo a la economía comunal y la formación para el trabajo, la masificación del deporte y la cultura, son dimensiones que componen nuestra visión de la seguridad integral. El segundo pilar es la fusión popular. Estar en el territorio junto al pueblo, en comunicación perfecta con los líderes y las lideresas de cada calle, de cada barrio, de cada vecindario, urbanización y aldea a lo largo y ancho del territorio nacional. Son ellos quienes garantizan que la seguridad trascienda el hecho policial y se convierta en una prioridad colectiva, comunitaria. La inteligencia social y la inteligencia de nuestros órganos de seguridad tiene que ser una sola fuerza disuasiva contra las amenazas que se ciernen sobre nuestras comunidades. Son estos los dos pilares que sostienen nuestra exitosa y revolucionaria política de seguridad: Los cuadrantes de paz.

Esa fusión cívico-militar-policial ha sido el arma secreta de nuestra patria para repeler los ataques y derrotar los planes del enemigo que por todas las vías busca sembrar la violencia y la muerte en nuestra patria. No han podido ni podrán. Hace un año justamente, estábamos celebrando con mucha moral el éxito de la operación Gran Cacique Guaicaipuro que inició un 8 de julio y derrotó en tiempo récord a las bandas paramilitares de la Cota 905, que fungían como brazo armado de la derecha extremista. Una victoria contra los planes imperiales que hoy se comprueban con los vergonzosos testimonios de sus autores intelectuales como John Boulton y otros exfuncionarios norteamericanos comprometidos con los planes de Magnicidio y Golpe de Estado en Venezuela.

Las bandas paramilitares terroristas mordieron el polvo en Caracas cuando se encontraron con los policías, con los comisarios, con los líderes sociales, con la fuerza policial y el poder popular unidos en la defensa de nuestra soberanía.

Esa no fue cualquier victoria: con ella se consolidó la paz en nuestros barrios caraqueños en pleno Bicentenario de Carabobo.

Queridos compatriotas, queridas compatriotas que hoy ascienden, que hoy se gradúan, que hoy reciben honores y merecidos reconocimientos: las amenazas contra nuestra seguridad no cesan, el enemigo del pueblo venezolano no descansa. Este acto de graduación y ascenso debe servirnos para afianzar nuestro compromiso y lealtad con la Constitución y la Patria. Que nadie olvide de lo que somos capaces de hacer por la paz de nuestro pueblo y que nadie se duerma en los laureles.

Nuestra meta es la paz y para la paz sólo hay un camino posible: defender el suelo venezolano de todo tipo de invasión, proteger la paz ciudadana y servir al pueblo. Esa es la fórmula perfecta para preservar la seguridad de la República, esa hermosa obra de la independencia que nos heredaron los libertadores hace 200 años y que nosotros daremos en herencia a las generaciones de relevo por dos siglos y más.

Confío en ustedes: la generación Bicentenaria 2022-2030. Confío en el pueblo que ha parido esta Revolución y que ha demostrado que no hay imperio que valga a la hora de construir un futuro digno para nuestra Patria de Libertadores y Libertadoras.

Que Dios bendiga y premie a los funcionarios policiales que con tesón y honestidad siembran la paz y el amor por lo nuestro.

Viva la policía venezolana.

Viva la unión cívico-militar-policial.

Viva la paz de una patria justa.

Y que viva Venezuela.