Dso-31 – DISCURSO ANTIIMPERIALISTA PRESIDENTE NICOLÁS MADURO MOROS – SEMANA DE ACCIÓN CONTRA EL IMPERIALISMO – 10 DE OCTUBRE DE 2020.

Hermanos y hermanas del mundo nuevo:

Desde la Venezuela rebelde. Desde La tierra de hombres y mujeres libres, la del bravo pueblo. Reciban mi saludo fraterno. Desde este bastión suramericano donde luchamos día a día, sin descanso, contra el mayor enemigo de la humanidad: el imperialismo. Reciban nuestra gratitud por esta demostración de esperanza.

Hoy, cuando se desata toda una guerra multiforme contra nuestra patria por el simple hecho de negarnos a ser colonia, más decididos estamos en reafirmar nuestro destino libertario, como lo hicieron los abuelos de nuestros abuelos 200 años atrás: por el camino de la emancipación, de la justicia social y de la construcción de un modelo original donde el ser humano está en el centro. 

Por eso es un gran honor dirigirnos a todos los movimientos sociales, partidos políticos, organizaciones de base, a los artistas e intelectuales y a todos los que suman su voz en esta semana en contra de las agresiones imperialistas que de un modo u otro sufre la humanidad entera. Celebramos, desde la digna cuna de libertadores y libertadoras, hacer parte de esta iniciativa donde los pueblos del mundo se unen cada vez más en la denuncia y el combate a las guerras híbridas y multiformes en contra de los pueblos. 

En Venezuela le hemos visto los dientes al imperialismo. Desde hace más de dos décadas. Y durante los últimos 5 años hemos sido objeto de todo tipo de agresiones: intentos de golpe de Estado, intentos de invasión con mercenarios, intentos de magnicidio, y un feroz bloqueo económico y financiero impuesto de manera ilegal, en violación a los principios del derecho internacional y de la Carta de Naciones Unidas, con el único fin de causar sufrimiento al pueblo venezolano e imponer un castigo colectivo contra quienes estamos decididos a ser libres. 

Han querido vencernos y exhibirnos de escarmiento para los pueblos que albergan el deseo de levantarse contra la opresión. Pero es nuestra resistencia lo que podría inspirar a otro algún día a tomar las riendas de su propio destino.

Con sus mal llamadas sanciones, el imperialismo agrede a Venezuela prohibiendo la importación de alimentos, de medicamentos, de repuestos y de materia prima para el sector productivo, lo que pone en riesgo la calidad de vida de los venezolanos y venezolanas. Este ensañamiento brutal contra nuestro país también lo vemos contra otros pueblos del mundo. Ahí está la Cuba solidaria con décadas de bloqueo y sabotajes, allí está el noble pueblo de Irán, bloqueado y permanentemente asediado, ahí están todos los pueblos del mundo como testigos de la obsesión imperialista por agredirnos para destruir nuestro ejemplo y para hacerse de nuestros recursos naturales toda vez que ya está comprobado el fracaso de su modelo de producción capitalista y necesitan ahora todos los recursos que puedan reunir para garantizar su dominio sobre la humanidad.

Pero esta semana ustedes, en nombre del mundo que será, han levantado las banderas de la justicia, las banderas de la solidaridad; han demostrado a través de una heroica movilización mundial que a pesar de la pandemia y en la oscuridad más profunda, como dicen en su manifiesto, se pueden ver como estrellas a millones de personas que defienden el derecho de los pueblos a vivir en paz, como cantaba Víctor Jara. 

Cuenten con Venezuela para esta lucha. La espada que el Libertador Simón Bolívar empuñó hace más de doscientos años contra el imperialismo y que nuestro Comandante Hugo Chávez retomó para enfrentar la ofensiva de los Estados Unidos, la tenemos empuñada hoy en día todos y cada uno de los venezolanos y venezolanas en la defensa de la humanidad y en la construcción de lo que Bolívar llamó el equilibrio del universo. 

Mientras el imperialismo arremete contra Venezuela con arbitrariedad, con violencia, con sus prácticas fascistas, la mejor respuesta nuestra es más democracia, en defensa de nuestra soberanía y de nuestra paz. En Venezuela estamos en vísperas de nuevas elecciones parlamentarias para demostrarle al mundo el rechazo contundente de nuestro pueblo a la injerencia y a la complicidad criminal de una minoría que vendió su alma a los intereses de Washington. Recuperando nuestra asamblea, habremos dado un duro golpe a la estrategia del hegemón.

El antiimperialismo es propositivo: es una reinvención de la paz, de la dignidad, de la justicia y es ante todo un nuevo intento de hacer humana a la humanidad, como también cantaba Alí Primera. Vayamos juntos entonces, de la mano, hacia ese mundo más humano, cuyo tiempo ya está aquí, ya llegó y nos necesita unidos.