Dso-06 – CONMEMORACIÓN DEL 28 DE ENERO DE 1821, INDEPENDENCIA DE MARACAIBO. – 28 de enero de 2021

¡Compatriotas!

Hoy inicia el bicentenario de la campaña heroica que nos llevó al Campo de Carabobo como guiados por la estrella de la independencia.

Ciertamente, el 28 de enero de 1821 debe ser recordado como uno de los acontecimientos decisivos que catalizaron el triunfo patriota en la batalla que grabaría nuestra libertad en el mármol de la historia y en los genes de cada uno de nosotros y nosotras.

Fecha especialmente gloriosa para su principal protagonista, al que deseamos rendir el más profundo homenaje en esta ocasión bicentenaria: el aguerrido pueblo maracaibero y zuliano.

El 28 de enero es un momento glorioso, comparable, políticamente hablando, al 19 de abril de 1810.

Una década más tarde de aquella insurrección cívico-militar de Caracas­ -que expulsó por primera vez al gobierno español de Venezuela- y después de haber sufrido una férrea opresión monárquica, que le impidió sumarse a la lucha patriótica en su primer momento, el pueblo heroico de Maracaibo, en Cabildo Abierto, en Asamblea Popular, a través de su Ayuntamiento, decidió romper las cadenas del Imperio español y adherirse a la naciente República, presidida por el Libertador Simón Bolívar.

En los libros de historia podemos leer:

Acordó el Muy Ilustre Ayuntamiento que, protestando como protesta ante el Ser Supremo, la sinceridad y justicia de sus sentimientos, debe en su consecuencia declarar como declara al pueblo de Maracaibo, libre e independiente del gobierno español”.

Un grito de dignidad y grandeza sin lugar a dudas, que aún deslumbra con la puntualidad del Catatumbo el cielo maracaibero cuando la oscuridad intenta separarla de su vocación patriótica

El Zulia se hizo libre para luchar y defender la libertad de todos.

Resaltemos el hecho de que la rebelión de Maracaibo fue una insurrección civil y política que revirtió el orden dominante sin acción de fuerza alguna y como expresión de voluntad soberana, pero que fue también una hazaña histórica de carácter cívico-militar.

Esa Unión cívico-militar, fundamento de la Revolución Bolivariana, se revela cada vez más como el profundo motor de nuestra historia libertaria.

Honremos pues, al unísono, al heroico pueblo zuliano que con su determinación política declaró a favor de la República aquel 28 de enero…

Honremos a los héroes militares que, en una cuidadosa operación secreta, coordinaron todos los factores que hicieron posible la liberación civil de Maracaibo evitando las represalias realistas.

En primer lugar, al héroe de la lealtad y genio de la eficacia, Rafael Urdaneta, general de infinita gloria, quien por su participación en la emancipación de Maracaibo y seguidamente de Coro, entre sus otras muchas acciones notables, fue ascendido semanas después a General en Jefe por el propio Libertador.

No olvidemos que fue Urdaneta quien, por sugerencia de Bolívar, entabló los contactos, agenció las reuniones y garantizó la seguridad con los patriotas rebeldes maracaiberos que planearon la insurrección civil.

Luego de este acontecimiento el Libertador escribió a Urdaneta:

Su Excelencia felicita a Usted y le tributa las más sinceras gracias por la prudencia y tino con que ha sabido conducirse en este tan extraordinario y delicado negocio. Usted ha prevenido los deseos y votos del Gobierno, alcanzando la posesión de una plaza que es de primera importancia para nuestras relaciones, y que asegura nuestras posiciones militares; y ha dado al mundo un nuevo testimonio de entusiasmo por la libertad y de filantropía, acogiendo bajo la protección de las armas de la República a un pueblo oprimido que la reclama, y salvándolo de los horrorosos desastres del desorden, de la anarquía y de la venganza de sus enemigos”.

Honremos también entre esos héroes militares al Teniente Coronel Francisco Delgado, de padres españoles. Integrante del ejército realista pero nacido maracaibero, se adhirió a la causa republicana y que, siendo gobernador encargado de Maracaibo a nombre de la Corona, facilitó el desenlace político de su liberación.

Él y sus hermanos José María Delgado, Capitán de caballería española, y Juan Bautista Delgado, militante patriota desde 1810 y combatiente a las órdenes de Urdaneta, tuvieron importancia clave en el triunfo patriótico.

Honremos al Teniente Coronel José Rafael de las Heras, quien ocupó pacíficamente la ciudad liberada con las tropas de la República, atravesando el lago en piraguas, en una jugada que paralizó al ejército español.

Y no dejemos de celebrar la hazaña de los innumerables civiles que participaron en este día de independencia nacional; hombres como Juan Evangelista González, veterano patriota zuliano comprometido en todas las tentativas revolucionarias, o Domingo Briceño, que representó al poder ciudadano en las conversaciones con Urdaneta. Sus nombres y otros muchos merecen resucitar del silencio para la gloria misma de Maracaibo, el Zulia y toda Venezuela.

Y honremos también a este pueblo que nos oye y nos ve, porque en cada zuliano y zuliana de hoy está grabada la valentía y la nobleza de los libertadores. La épica que inició bajo este sol hace 200 años sigue viva en nuestros corazones y en el desafío de sostener la libertad heredada.

Son otras las circunstancias y probablemente sean otras las batallas que tengamos que enfrentar, pero estoy seguro de algo: somos el mismo pueblo, el mismo ejército y estamos hechos de la misma voluntad de entonces.

La gesta del pueblo zuliano abre como un clarín el Año Bicentenario de Carabobo con un gesto de dignidad que perdura hoy en ese pueblo indoblegable, ante el que sumamos con todo el orgullo nuestro homenaje más sentido, desde este lugar sagrado donde la historia palpita y nos reclama, desde este Panteón, donde se eterniza el latido primigenio y estamos más cerca del futuro que del pasado de nuestra gesta libertaria. Desde aquí, desde este epicentro donde todos somos uno y donde el uno se multiplica, celebramos el inicio de un destino irreversible.

Vamos a Carabobo 200 años después…

Invictos como antes, invencibles como ahora.

¡Viva el 28 de enero!, ¡Viva Rafael Urdaneta!

¡Viva el glorioso tricolor de Venezuela!