Dso-03 – DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, NICOLÁS MADURO MOROS, EN EL 75* ANIVERSARIO DE LA ONU. – 18 de septiembre de 2020

Excelentísimo señor Presidente de la Asamblea General, Volkan Bozkir; excelentísimo señor Secretario General, Antonio Guterres; Jefes de Estado y de Gobierno y autoridades participantes de esta 75 Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

En primer lugar permítame felicitarlo, Señor Presidente, en nombre de mi Gobierno y del pueblo de la República Bolivariana de Venezuela por asumir la presidencia de este 75º período de la Asamblea General. Una ocasión de gran importancia debido a la situación “estelar” por la que está atravesando la humanidad a causa de la emergencia mundial generada por el COVID-19. Digo estelar porque además de suponer serias dificultades para el complejo orden planetario no deja de ser una oportunidad para reflexionar y propiciar el cambio de paradigma que la misma humanidad, sobre todo las grandes mayorías vulneradas por la pobreza y la exclusión, tanto esperan de nosotros, sus líderes.

Por eso mismo, la celebración del 75° aniversario de la ONU tiene que ser mucho más que una nueva conmemoración de la fundación de las Naciones Unidas. Aprovechemos esta oportunidad para convocar a una reinvención del sentido de humanidad.

En esta misma Asamblea General, en el año 2001, el Comandante Hugo Chávez dijo:

Venimos pues, sin temores, con mucha buena fe, con mucho optimismo en la vida, en la hermandad, en la unión y en la posibilidad suprema que tenemos hoy los dirigentes de los países del planeta de buscar y construir verdaderas soluciones a los problemas reales, para buscar la justicia y la paz. Nosotros, desde Venezuela, creemos que hay que revisar el mundo por completo. Con una gran lupa, una poderosísima lupa, porque el mundo ha venido muy mal; el mundo ha venido dando tumbos, de errores en errores”.

Luego, en el año 2005, en su intervención en el Debate General continuaba el llamado: “Las Naciones Unidas han agotado su modelo, y no se trata simplemente de proceder a una reform, el siglo XXI reclama cambios profundos que solo son posibles con una refundación de esta organización”

Y llegamos al 2020 insistiendo en esta necesidad de renovación de paradigmas. Este Aniversario tiene lugar, como he dicho, en el contexto de un punto de inflexión de las normas globales fundamentales que han regido al modelo civilizatorio imperante: tanto la economía política del desarrollo, como los escenarios de confrontación militar y las normas que regularán los conflictos venideros; consideramos que es hora de cambiar el rumbo, de actuar de manera decidida y unida, de dejarnos de retóricas y pasar a la acción urgente por la verdadera vida posible en el planeta. Estamos en un lugar donde se encuentran representados todos los pueblos de la tierra y donde está la llave para abrir la puerta hacia el futuro de las nuevas generaciones. Si no podemos nosotros ¿quién podrá? ¿quién se hará cargo? Superemos la eterna distancia de las formalidades discursivas y vayamos, como quería el Comandante Hugo Chávez, hacia las catacumbas de los pueblos, para entender las necesidades reales, sufrir su dolor, y sobre todo para aprender a construir con ellos los nuevos caminos hacia la felicidad y la liberación de nuestra frágil especie.

Hemos dicho en numerosas oportunidades que en las Naciones Unidas se viene instrumentando una estrategia destinada a debilitar la Asamblea General y excluirla de las grandes decisiones mundiales, al tiempo que el Consejo de Seguridad aumenta crecientemente su poder e influencia sobre la agenda de las Naciones Unidas y se abroga temas cuya competencia no le es atribuida por la Carta de la Organización. Signo peligroso que nos alerta de que la guerra asedia a la política. Si permitimos que la arrogancia del unilateralismo, bandera de algunos Estados corporativos que viven del conflicto bélico, se imponga, las Naciones Unidas tendrá el mismo destino que la Liga de las Naciones: la desaparición.

En oposición, el multilateralismo que nuestros pueblos reclaman es lo que necesitamos salvaguardar como patrimonio para que las guerras convencionales y las llamadas “guerras de baja intensidad”, que usan la economía como arma siendo tan letal como las bombas, sean definitivamente superadas.

Hacer valer la razón del Derecho Internacional sería suficiente. El nuevo multilateralismo debe señalar el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos en todos nuestros países y debe distribuir los recursos de una manera diferencial y equitativa para garantizarlos. Sólo se requieren dos cosas: fidelidad con los principios y valentía para defenderlos.

La República Bolivariana de Venezuela hace un nuevo llamado, pues, a reforzar la cooperación internacional y el multilateralismo para lograr un mundo justo, porque sólo la justicia hace sostenible al mundo. No se trata de utopías sino de realidades urgentes por construir. Para eso es que debemos unir nuestros esfuerzos. Construir economías donde el ser humano sea lo central no puede ser un imposible. Transformar las sociedades hasta hacerlas más equitativas, más inclusivas y por eso dignas para todos. El orden imperante, que depende del empobrecimiento y ruina del 90% de la población del planeta y de la destrucción del habitad para funcionar, no puede seguir siendo la opción.

Urge trabajar por una nueva geopolítica mundial basada en la cooperación, la solidaridad, el multilateralismo, el derecho internacional, la ayuda y el apoyo internacional. Una nueva lógica para una nueva humanidad.

Venezuela reconoce que la ONU ha dado grandes aportes a la humanidad: sus fines intrínsecos de paz y seguridad están cimentados sobre un poderoso sistema multilateral que configura el Estado de Derecho Internacional. Sin embargo, el momento estelar al que me refería al inicio, demanda más voluntad y esfuerzo por preservarlo. Este esfuerzo tiene que ser colectivo y enfocarse en la transformación de las Naciones Unidas, incluyendo la del Consejo de Seguridad, para que su composición y sus normas sean realmente legítimas y democráticas. Para que se practique plenamente la transparencia de sus principios hay que mejorar los métodos de trabajo hasta que la totalidad de sus miembros ejerzamos nuestras capacidades en un ambiente de igualdad jurídica.

Insistimos en la necesidad de fortalecer la Cooperación Sur-Sur y crear mecanismos alternativos de financiamiento y de apoyo técnico, que respalden las iniciativas y las prioridades definidas por nuestros pueblos para contribuir al alcance y cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es una tarea puntual, impostergable y cada día cuenta. El sur también piensa, el Sur también importa, “el Sur también existe,” como diría el poeta Benedetti desde su centenaria presencia.

Todos debemos trabajar por la salvación de nuestro planeta. Hacemos un llamado a alcanzar el más alto compromiso político para combatir el Cambio Climático como una prioridad urgente. Reconocemos la importancia de fortalecer las acciones de mitigación y adaptación, de conformidad con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Acuerdo de París. Reafirmamos entonces la importancia de los medios de implementación para que los países en desarrollo puedan llevar a cabo sus acciones climáticas. Noam Chomsky lo alertaba hace poco: No queda mucho tiempo.

Señor Presidente:

Las Naciones Unidas y la Humanidad toda enfrentan una profunda y compleja crisis en la que se combina la pandemia del COVID 19 con los retos globales del cambio climático y del desarrollo sustentable. A este inquietante panorama se suma la no menos alarmante pretensión de las grandes potencias de llevar a la humanidad a un enfrentamiento directo en el ámbito militar. Sería quizás el último para nuestra especie. Los Estados Unidos de América, lejos de tomar una posición de liderazgo propositivo, se conduce erráticamente bajo un gobierno intransigente y reacio a la diplomacia y a la alta política, toda vez que desprecia abiertamente el multilateralismo y cualquier tipo de regla global preexistente.

La pandemia del COVID-19 ha venido a cambiar las realidades y prioridades de toda la humanidad debido a sus consecuencias para la vida humana. La pandemia ha hecho evidente las desigualdades que padece el mundo, agravándolas. Lamentablemente, algunas medidas de contingencia frente a la pandemia han incrementado las brechas sociales y económicas a lo interno de los países; es por ello que la comunidad internacional en su conjunto debe brindar una respuesta global y coordinada, que permita dar apoyo a todos las naciones necesitadas, contribuyendo a crear las condiciones para lograr economías más fuertes y sociedades más inclusivas.

Incluso antes de la pandemia del COVID-19, el colapso del orden geopolítico y geoeconómico internacional ya estaba ocurriendo; sin embargo, esta emergencia nos ha hecho ganar conciencia y pensamiento crítico sobre las contradicciones del capitalismo y su incapacidad lógica y operativa para enfrentar esta crisis. En muchos casos, los Estados fueron disminuidos a una mínima expresión y el neoliberalismo asfixió a las instituciones públicas convirtiendo los derechos del pueblo en servicios privados. La salud se ha vuelto un lujo. Oigamos en las calles del mundo la furia de los pueblos que se sienten huérfanos y desprotegidos. No es necesario alzar la voz por los desposeídos del mundo, basta con escuchar y responder a sus justas demandas. La salud y el bienestar de la población no son mercancía, el mercado no puede regular el destino de la humanidad.

Venezuela considera que el papel de la Organización Mundial de la Salud es un ejemplo del multilateralismo que necesitamos reforzar. Una organización que actúa y habla de manera fiel, sin doblegarse bajo presiones, extorsiones y ataques de los poderosos, que confirma su autoridad moral, sus capacidades científicas y la cooperación con base en la solidaridad.

Saludamos los enormes esfuerzos científicos de naciones hermanas como Rusia y China en la creación de una vacuna efectiva contra el COVID-19 y confiamos en que tales hallazgos serán considerados un bien público global por cada una de nuestras naciones, con libre acceso para todos los pueblos del mundo, sin discriminación.

Desde Venezuela,, proponemos la creación de un Fondo rotatorio de compras públicas en el Sistema de Naciones Unidas para garantizar el acceso a los alimentos y productos de salud, financiado con recursos públicos. Ello permitirá enfrentar la discriminación y el bloqueo económico contra los países, facilitando a los gobiernos adquirir bienes y servicios necesarios

Hacemos un llamado para fortalecer las políticas y fondos de financiamientos orientados al desarrollo de cadenas productivas locales y nuevos actores económicos, así como la creación de un banco de tecnologías libres y procesos universales de formación y capacitación.

Insistimos en que las instituciones financieras internacionales, en especial el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional, tomen en consideración las vulnerabilidades de la deuda para todos los países en desarrollo que solicitan apoyo para liberar recursos fiscales, con el fin de atender la emergencia COVID-19 , la pobreza y otras situaciones de gravedad.

La República Bolivariana de Venezuela aboga por la aprobación de un instrumento internacionalmente vinculante sobre el derecho al desarrollo que refuerce la lucha de los pueblos para la superación de la pobreza y las desigualdades y por la justicia social.

Nuestra incorporación como miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pese a los incesantes ataques del imperialismo norteamericano y sus satélites, reafirma nuestro compromiso de promover el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas, sin distinción de ningún tipo y de una manera justa y equitativa, apoyando firmemente toda iniciativa en la lucha contra la discriminación étnica, por género o nacionalidad y demás formas conexas de intolerancia. Estamos comprometidos con la defensa de los principios de universalidad, imparcialidad, objetividad, con la no politización y la no selectividad de su implementación. Comprometidos con el diálogo internacional, intercultural, constructivo y cooperativo, para impulsar la promoción y protección de todos los derechos humanos, incluido por supuesto el derecho al desarrollo.

El Gobierno Bolivariano ha visibilizado la situación de discriminación y opresión que viven las mujeres en el sistema capitalista y patriarcal, se ha comprometido a lograr la igualdad efectiva entre los géneros y a seguir avanzando en la construcción de la patria-matria a través del empoderamiento de nuestras mujeres, niñas y adolescentes y lo demuestra en la creación de leyes y espacios de participación ciudadana transfiriendo poder y fomentando la lucha feminista por la equidad de género.

Venezuela aprovecha este espacio para invitar a todas las comunidades del Sur a crear una Red de Solidaridad y Sororidad Internacional de Mujeres del mundo para avanzar hacia el desmontaje del sistema de opresión económica y cultural creado por el patriarcado y el capitalismo.

Señor Presidente

La República Bolivariana de Venezuela ratifica su compromiso con la solución pacífica de las controversias, de acuerdo a los principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas. En ese sentido, y en relación a la Controversia Territorial sobre la Guayana Esequiba, Venezuela reitera su estricto apego al Acuerdo de Ginebra de 1966. En particular subrayamos el objeto, propósito y razón del Acuerdo de Ginebra que claramente mandata alcanzar una solución práctica, satisfactoria y aceptable para ambas partes mediante los mecanismos sucesivos previstos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.

Es a través de la negociación política, diplomática y de mutuo acuerdo que alcanzaremos la solución de dicho contencioso heredado del colonialismo imperial.

Señor Presidente

El mundo sigue enfrentando muchas injusticias que afectan a los pueblos inocentes amenazando con su exterminio. Acciones de Estados que son injustificadas e inadmisibles y que avergüenzan a la humanidad:

Reiteramos una vez más nuestro apoyo y solidaridad con el pueblo árabe de Palestina, y exigimos el respeto de sus territorios históricos establecidos en el año 1967 por esta Organización de Naciones Unidas.

Respaldamos el llamado de Naciones Unidas para que cese el bloqueo infame, criminal, de casi 60 años contra el pueblo de Cuba. En este sentido, reafirmamos el llamado al gobierno de los Estados Unidos a que, sin condicionamientos, ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que impone a nuestra nación hermana.

Venezuela reitera su compromiso con la necesidad de fomentar y fortalecer el diálogo y la cooperación entre diferentes modelos civilizatorios, construyendo puentes entre pueblos, respetando las diferencias culturales y religiosas a través de la prevención de conflictos, la reconciliación y la construcción de la paz. El Movimiento de Países No Alineados, ha impulsado el reconocimiento de estas iniciativas y políticas con la celebración del “Día Internacional del Multilateralismo y la Paz” y se ha unido al Grupo de Amigos de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas quienes enarbolan las banderas del pluralismo y la equidad. Hay mucho por hacer.

Señor Presidente,

Venezuela se encuentra bajo un ataque constante, mediático, político y económico; hemos sido amenazados incluso con agresiones militares. Las medidas unilaterales impuestas por Estados Unidos de América han intentado doblegar a las venezolanas y a los venezolanos; sin embargo, nuestro pueblo, junto a su gobierno, ha resistido con heroicidad el oprobio, la ilegalidad e inhumanidad de un imperio que hoy representa la más grave amenaza que enfrenta el mundo pluripolar y multicéntrico.

Hoy, de pie, y con la dignidad de un pueblo hijo de las glorias de Simón Bolívar, le decimos al gobierno supremacista de los Estados Unidos que el mundo los mira. Que el siglo XXI tiene millones de ojos que ven más allá de las matrices mediáticas. Aún están a tiempo de volver a la legalidad internacional. Les decimos que aún están a tiempo de revertir el desprestigio y malestar global que sus arbitrariedades y arrogancia provocan al mundo consciente,,. Seguir por el camino de la violación de la Carta de las Naciones Unidas los conducirá inexorablemente al aislamiento, al desprestigio y a la condena de la historia de los pueblos, incluyendo el de su propia gente que hoy está en las calles protestando contra el racismo y la brutalidad policial.

Las Medidas Coercitivas Unilaterales han despertado no sólo la indignación y el repudio de un pueblo contra la pretendida dictadura global que EE.UU. trata de imponernos, sino que ha generado cohesión e iniciativas nacionales en torno a nuevas formas de producción y soluciones técnicas y tecnológicas. La inventiva ha sido la respuesta a la persecución a nuestra industria nacional. Así es el verdadero venezolano, la venezolana real, de carne y hueso que tanto se oculta y a quien tanto se intenta menospreciar.

Hoy puedo decirles excelencias, que se ha desencadenado una revolución de la innovación en nuestro país, una nueva ofensiva para transformar en ciclo virtuoso y de oportunidades los intentos por hacer colapsar una nación.

Nosotros hemos realizado un esfuerzo titánico con nuestras propias capacidades, además de la solidaridad y cooperación de países amigos y de las mismas Naciones Unidas para confrontar la pandemia del COVID-19. Hemos evitado lo peor, a pesar de los planes, pronósticos y deseos catastróficos de aquellos que nos agreden.

Ni el bloqueo ilegal ni las agresiones contra nuestro gobierno nos han distraído ni impedido cumplir con gran esfuerzo la meta de proteger la vida de nuestra población.

Hoy podemos decir que hemos aplicado cerca de Un millón novecientas mil pruebas gratuitas, lo que representa 62.489 pruebas por millón de habitantes. Somos el país latinoamericano que más pruebas ha hecho. Lo decimos con humildad y con deseo de ayudar a los países vecinos de quienes con frecuencia sólo recibimos agresiones. Esto, que es una verdad de Venezuela, no la oirán, no la verán en las primeras planas de los medios tradicionales ni mucho menos en internet. El bloqueo también es comunicacional. Por eso quiero detenerme a compartir esta experiencia nuestra que pudiera salvar vidas en otros lugares. Así como la experiencia de China, Cuba y Rusia lo ha hecho con nosotros.

Nuestro sistema de protección social nos permite ir casa por casa a buscar a los casos positivos y atender los potenciales. Contamos para ello con las misiones médicas y con el sistema automatizado Patria donde están inscritos cerca de 20 millones de ciudadanos ( equivalente a más de dos tercios de la población) Este sistema territorial nos permite llegar a todas las comunidades de nuestro país. Tenemos un modelo propio pensado bajo el principio de priorizar la vida de todos y todas por igual. Gracias a todo esto hemos sabido conjugar el distanciamiento saludable con la vida productiva del país. Lo hemos denominado 7×7 y lo ponemos a disposición de todas las naciones con la modestia que nos caracteriza. Una semana de resguardo en los hogares y una semana de flexibilización aseguran la puesta en práctica de la nueva normalidad. Nuestro gobierno se preparó para enfrentar este desafío. Debemos al grado de conciencia de nuestro pueblo y a la eficiencia de nuestro sistema de salud público, haber podido controlar los primeros coletazos de la Pandemia, ganando tiempo para mejorar nuestros protocolos de prevención y protección universal.

Venezuela es de los pocos países en aplicar tratamientos gratuitos y diferenciados para los casos detectados: asintomáticos, sintomáticos leves y sintomáticos graves. Nuestra política de prevención y atención implica la hospitalización total de los casos positivos aún cuando no presenten síntomas. Esto nos ha evitado la expansión de exponencial.

Venezuela tiene acumulado al día de hoy alrededor de 63.000 casos de los cuales 80% se han recuperado. De los casos que aun siguen activos cerca del 98% son tratados en el Sistema Público de Salud y sólo un 2% se encuentra en clínicas privadas donde reciben medicación gratuita. Es nuestro sistema de protección social, es el modelo democrático Bolivariano: la experiencia de un gobierno que trabaja hombro a hombro con su pueblo por el bienestar de todos y todas. Un país que decidió cuidarse entre sí y en ello ha puesto su talante y su inventiva. Es el modelo que nos dimos, defendemos y queremos compartir

A la República Bolivariana de Venezuela le han sido arrebatados más de 30 mil millones de dólares, congelados en cuentas bancarias en Estados Unidos y en Europa. Asimismo, se persigue a cualquier empresa o gobierno para que no comercialice ningún bien o servicio con nuestro país; trátese de alimentos, medicinas, combustible o aditivos necesarios para producir la gasolina que necesita nuestro pueblo.

Ratificamos al mundo que Venezuela está preparada para resistir y está resistiendo en ofensiva para vencer el bloqueo criminal del gobierno de los Estados Unidos de América.

Es una batalla por la Paz de la Patria, de la Región y del Multilateralismo. El heroico Pueblo venezolano ha asumido, como en el pasado, la responsabilidad de su rol histórico ante la ignominia del imperio más peligroso de la historia universal. Imperio que a su vez está escribiendo amplios capítulos de inhumanidad e imposición. Estamos dispuestos a combatirlos con la fuerza de nuestra historia, de la razón y del Derecho.

Deseamos reiterar nuevamente nuestro agradecimiento por los pronunciamientos, tanto del Secretario General como de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, demandando el levantamiento inmediato de las medidas coercitivas unilaterales, que no sólo son contrarias a la Carta de la ONU sino que son obstáculos evidentes que se imponen a los países afectados para enfrentar adecuadamente la pandemia COVID-19 y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Social. Incluso la CEPAL ha reiterado la urgencia de levantar las mal llamadas “sanciones” a los países sujetos a ellas para permitir su acceso a alimentos, suministros médicos, acceso a pruebas de COVID-19 y asistencia médica. Es tiempo de solidaridad, no de agresiones.

Los ataques no se limitan a las medidas coercitivas unilaterales. El 3 de mayo de 2020, Venezuela enfrentó el intento de una incursión marítima de un grupo de mercenarios y terroristas entrenados en territorio colombiano, bajo el financiamiento y el apoyo del gobierno de Estados Unidos y del gobierno actual de Colombia. Ese grupo de terroristas fue enfrentado por la unión cívico-militar-policial, siendo neutralizados y capturados los perpetradores, y puestos a las órdenes de las instituciones nacionales para el debido proceso.

¿Cómo puede calificarse una acción terrorista en medio de una circunstancia humanitaria extraordinaria? La desmesura, el más terrible de los pecados, parece haberse apoderado por completo de las élites planetarias.

Es por ello que la República Bolivariana de Venezuela reitera la necesidad de reivindicar los principios de respeto a la soberanía y autodeterminación de los Pueblos, expresados en la Carta de las Naciones Unidas, cuya violación ilegal por parte de algunos Estados Miembros de esta Organización, motivados por razones innobles, están poniendo en peligro la estabilidad de nuestro país y de la región latino-caribeña.

Es necesario que los países defensores de la paz se activen y hagan entender al gobierno de Estados Unidos que en medio de una pandemia mundial nadie entiende ni se explica que haya un recrudecimiento de la persecución, del bloqueo contra Cuba, Nicaragua, Venezuela, Irán y otros países hermanos del mundo. Por ello, se debe exigir el cese de todas las medidas coercitivas unilaterales, de todas las pretendidas “sanciones” y que dejen a nuestros pueblos ejercer su derecho a la autodeterminación, al desarrollo y a la paz. Estados Unidos debe abandonar la vieja práctica de criminalizar a quienes no nos subordinamos a sus designios en este mundo y mantenemos una política de independencia y soberanía. Los Estados Unidos, debemos decirlo, se han transformado hoy en la más significativa Amenaza a la paz Global.

Todo ataque contra Venezuela hay que entenderlo como un ataque contra la patria grande, hay quienes vacilan y dudan de eso, así como hemos sido testigos de posiciones valientes, de voces dignas en América Latina, en el Caribe y en el mundo en defensa de Venezuela y de su derecho a la paz y a la soberanía, también lo hemos sido de posiciones complacientes, de cobardía moral e ideológica. Pero no han podido, ni podrán con estos sueños de independencia y de libertad, no podrán con la Cuba heroica que resiste el bloqueo, la Cuba de Martí y de Fidel, no podrán con la Nicaragua sandinista, no podrán con el ALBA de los sueños, de la valentía y la dignidad.

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Deseamos hacer nuestras las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, sobre el cese al fuego y el cese a los conflictos, reiterando el respeto irrestricto y plena adhesión a los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional, en particular el respeto a la soberanía, integridad territorial y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, el diálogo entre las naciones, la solución pacífica de controversias y la prohibición de la amenaza o uso de la fuerza.

Venezuela ha sido tradicionalmente un país receptor de refugiados y migrantes. Sin embargo, como consecuencia directa de las criminales medidas coercitivas unilaterales impuestas por el Gobierno de Estados Unidos a nuestro pueblo, se ha producido –coyunturalmente– un proceso de migración de ciudadanos venezolanos, fundamentalmente por razones económica.

No obstante, en los actuales momentos, nuestro país ha enfrentado una oleada de retornos voluntarios de migrantes venezolanos procedentes de países con altos niveles de contagios del COVID19 como Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Brasil, motivado a diversas razones: la más importante, el fracaso en la gestión del Covid19 en esos países, en segundo lugar la sistemática violación de derechos humanos a los venezolanos migrantes, políticas anacrónicas y xenófobas contra los migrantes venezolanos, incluso desde altas esferas de los gobiernos de esos países: discriminación, maltrato, falta de condiciones socio-económicas, semi esclavitud, trata de personas, calamidades que han padecido en clara violación de su dignidad humana. ¿Cuál ha sido la reacción del mundo que dice preocuparse por Venezuela ante estos reprochables hechos? El silencio cómplice.

Como hemos dicho, la pandemia del COVID-19 ha catalizado las ya insostenibles condiciones de vida de cientos de miles de migrantes en los llamados “países de acogida” quienes han reportado la agudización del abandono y la falta de respuestas y atención por parte de las autoridades de dichos países. Ha quedado en evidencia la fragilidad de los sistemas de protección social de esos países, que son presentados como modelos económicos y sociales. ¿Cómo es posible, además, que estas calamidades estén ocurriendo a pesar de las enormes cantidades de dólares que se les han otorgado a esos gobiernos mediante extravagantes conferencias de captación de donantes para los migrantes venezolanos? Creemos que hay que revisar la imparcialidad, por el rol que han venido jugando algunas agencias de naciones unidas en estos procesos, como ACNUR y la OIM.

Para que tengan una idea de las circunstancias que estamos enfrentando con las Medidas Coercitivas Unilaterales y la pandemia del Covid19, sólo en los últimos dos meses han retornado a Venezuela más de 20 mil 731 personas de países que ocupan los primeros lugares en contagios del mundo, como Colombia, Brasil y Perú. ¿Se ha generado alguna reacción de la comunidad internacional sobre esta situación? ¿Cuál ha sido la respuesta de la ACNUR y de la OIM?

El Plan “Vuelta a la Patria” ha ido venciendo el bloqueo criminal de Estados Unidos y la Unión Europea, haciendo posible el retorno voluntario y gratuito de venezolanos en condiciones de dignidad y seguridad, garantizando el reencuentro de centenares de familias, de un modo seguro y amoroso a nuestro país.

Sin embargo, el mundo debe saber que las medidas coercitivas unilaterales impuestas por la administración de Donald Trump a la aerolínea CONVIASA, impiden a nuestros aviones surtir combustible y proveer servicios aeroportuarios a las aeronaves en los países donde se encuentran los migrantes venezolanos amparados por el Plan Vuelta a la Patria. No sólo esto, también impiden la provisión de servicios de repuestos, hardware, software para las aeronaves.

Para minimizar los riesgos potenciales, el gobierno bolivariano ha activado un riguroso protocolo de actuación sanitaria que garantiza el cuidado de los connacionales que retornan, pero también el de los habitantes que residen en el país. En ese sentido, dados los escasos protocolos sanitarios y epidemiológicos en Brasil y Colombia, la Revolución Bolivariana amplió el cordón sanitario en la frontera común, a fin de evitar la diseminación del COVID-19 en la nación. Se ha establecido un protocolo para aplicar las pruebas rápidas de descarte y un chequeo general que permite un primer diagnóstico, todo ello con la fundamental cooperación de Cuba, de China, Rusia, Irán y Turquía. Debo agradecer también a la OMS y a la OPS por todo su apoyo y consideración.

En aras de la reconciliación y acatando los acuerdos alcanzados en septiembre de 2019 en la Mesa de Diálogo Nacional, fueron indultados 110 ciudadanos de la oposición, procesados por diversos delitos relacionados con crímenes de agresión contra la Nación venezolana. Con esta decisión buscamos el camino hacia la reconciliación nacional entendiendo que la paz merece todos nuestros esfuerzos. Y no cesaremos en nuestro empeño en esta dura tarea.

En fiel cumplimiento de los mandatos establecidos en nuestra Constitución Nacional aprobada por el pueblo en 1999, se llevarán a cabo el próximo 6 de diciembre de 2020, la elección democrática número 25 en 20 años para renovar el Poder Legislativo, con la participación de 14.400 candidatos de más de 107 organizaciones políticas.

Aun así, el gobierno de Washington, en violación del Derecho Internacional, impuso ilegalmente nuevas medidas coercitivas unilaterales contra las instituciones democráticas venezolanas, en este caso el Poder Electoral, para interferir en la realización de estas elecciones parlamentarias previstas en nuestra Constitución.

Es por ello que la República Bolivariana de Venezuela reitera la necesidad de reivindicar los principios de respeto a la soberanía y autodeterminación de los Pueblos, expresados en las Carta de las Naciones Unidas, cuya violación ilegal por parte de algunos Estados Miembros de esta Organización, pretende llevar a Venezuela a la violencia y al conflicto. No lo vamos a permitir. Exigimos respeto. El camino de Venezuela es la Paz, la democracia, la libertad, el voto, la participación y el protagonismo del pueblo. No estamos solos, las naciones justas y respetuosas que son la mayoría, nos reconocen y nos acompañan. Confiamos en que el año 2020 nos haya dado las lecciones necesarias para que sea, como dice el cantor venezolano Alí Primera, cada vez más humana la humanidad.

Muchas Gracias